COSTO Y BENEFICIO EN CÁNCER:
la otra forma de ayudar.
El gasto anual por cáncer tanto de los países desarrollados como de los pobres del
tercer mundo se ha duplicado en los
últimos 15 años, y en esta escalada de precios el costo de las medicinas
oncológicas ha crecido más dramáticamente que cualquier otro rubro. Desafío sin precedentes para los sistemas
públicos de salud en su misión de maximizar la cobertura de salud de la
población con recursos limitados, y para médicos como los cien expertos de
14 países que denunciaron en la
revista Blood que 11 de las 12 drogas
contra el cáncer aprobadas en el año 2012 por la FDA costaban más de 100 mil dólares anuales cuestionando
así mismo “la moralidad de cobrar precios tan astronómicamente elevados que podrían privar de su beneficio a
algunos pacientes necesitados y socavar la estabilidad financiera del
Sistema Americano de Salud ”.En una
reacción similar el Memorial-Sloan Kettering Cancer Center de New York hizo
pública su decisión de no recetar una
“novedosa” droga contra el cáncer de colon por su costo de 11 mil dólares
mensuales, que el NY Times saludó en su editorial“ esos esfuerzos para reducir
el precio de las drogas contra el cáncer… sincera señal de que médicos alertas y valientes pueden potencialmente jugar un
rol mayor en la reducción de los costos de tratamientos de valor marginal.“
La intrusión de la economía de mercado le ha creado serios problemas al
ejercicio de la medicina impoluta; a las incontables decisiones que toma el médico ordenando
pruebas, análisis, interconsultas y hospitalizaciones se le añade ahora el dilema de escoger entre el mejor tratamiento y el
mejor que pueda obtener el paciente por su inversión como otra forma de
ayudarlo. El profesional médico, con la fortaleza que le da el compromiso
ancestral de proteger a su paciente informándole de las opciones de tratamiento
disponibles, de sus beneficios potenciales y de la ahora ineludible contraparte
de costos, puede jugar el rol crucial para frenar
la escalada del gasto del cuidado de la salud seleccionado el tratamiento sin
dejar de tomar en cuenta la relación
entre la magnitud del gasto y la calidad del beneficio que ofrece. La
calidad de la respuesta al tratamiento en Oncología va desde la Mejoría de la Sobrevida
Libre de Actividad de la enfermedad, hasta la Mejoría solo de la Calidad de Vida,
pasando por la prolongación temporal de la sobrevida y la prolongación de los periodos libres de actividad de la enfermedad. El paciente tiene, como mandan los códigos, el derecho de ser informado y el médico la obligación de informarle usando
el lenguaje adecuado en el ambiente apropiado, en presencia de familiares, y con la sensibilidad y compasión que demanda
su investidura y un enfermo vulnerable.
El médico de países en desarrollo puede y debe jugar un rol mayor en
la reducción de los costos para que la distribución de recursos alcance a los desfavorecidos, empezando por evitar el gasto innecesario
en el procedimiento fútil. Hay estudios que han encontrado que el 30 por ciento del gasto en salud se
desperdicia en la aplicación de procedimientos inefectivos que
incluyen tratamientos y pruebas para el diagnóstico. La Sociedad Americana de
Médicos Oncólogos ha alertado a sus miembros sobre el uso de 5 costosos
análisis, procedimientos y tratamientos usados comúnmente que no tienen soporte
de evidencia de beneficio significativo: encabeza la lista el uso innecesario y abusivo de quimioterapia para pacientes con cáncer
avanzado improbable de beneficiarse del tratamiento; siguen las costosas
tecnologías de estadiaje innecesarios en casos de cáncer mínimo de la mama y de
la próstata; el sobreuso de factores estimulantes de la médula ósea; y el abuso
del PET-scan para detectar recurrencias en el seguimiento de pacientes tratados.
Privar del beneficio del progreso en el tratamiento del cáncer a pacientes
de escasos recursos,
es la dolorosa secuela de la escalada de
los costos. El NICE (National Institute
of Health and Clinical Excellence) de Inglaterra “creado para garantizar que
cada libra gastada compra tantos años de vida de buena calidad como es posible” cumple
su misión aplicando estrictos criterios
de costo/efectividad en la adquisición de drogas de alto costo; el sistema
ha sido implementado en algunos países de la región como Colombia y Brasil. En
países en los que, como en el nuestro, no se ha implementado un NICE, el oncólogo
es el obligado pivot para que los sistemas de salud sostenidos con
fondos públicos vigilen que el beneficio comprado con los magros recursos públicos
alcance para los menos favorecidos.