CHARLATANERIA
Y FRAUDE EN EL TRATAMIENTO DEL CANCER
El paciente con cáncer es particularmente vulnerable a la oferta de “tratamientos de eficacia
no comprobada”. Ya
en plena era de los descubrimientos
científicos, terapias fraudulentas fueron aplicadas a miles de pacientes con
cáncer. El Laetrile, extracto de la
almendra del albaricoque era ofrecido como remedio curativo y cientos de enfermos con cáncer cruzaban la
frontera para recibirlo en clínicas ad-hoc
en Tijuana ; el Krebiosen producto del suero de caballos “inmunizados” , auspiciado por el rector de la Universidad de Chicago se aplicaba
a miles de pacientes con cáncer hasta que la Corte Suprema obligó a los
promotores a entregar la sustancia para
ser analizada químicamente y demostró ser solo creatina,
; también un respetado investigador,
premio Nobel avalaba el empleo de “altas dosis” , varios gramos .de vitamina C
como efectivas contra el cáncer hasta que los estudios controlados
comprobaron su ineficacia.
I esa práctica perversa subsiste aún ahora que los oncólogos disponen de tratamientos
tan sofisticados como anticuerpos monoclonales, citokinas,
inhibidores de factores de crecimiento , antihormonas, y vacunas celulares avalados
por ensayos rigurosos . En efecto , se estima que en un mercado
paralelo se malgastan billones de
dólares en productos cuya naturaleza y eficacia nunca fueron científicamente analizados ; así, miles de enfermos creen en las
promesas de curación de los vendedores
de remedios vegetales como la graviola
y el muérdago o productos biológicos
como el cartílago de tiburón, o la
“dieta macrobiótica ” , los
antioxidantes y una larga de productos y “procedimientos de sanación”
Motivaciones culturales y
sociales , y la comprensible necesidad
de hacerlo todo para librarse del cáncer, pueden ser la explicación para
que un enfermo oncológico se someta a
tratamientos que no lo benefician y que incluso pueden ser dañinos .
Lo desafortunado es que el problema se debe es en gran
parte a una pobre comunicación del
oncólogo eel paciente.
El estudio publicado en una prestigiosa revista médica (NEJM) encontró que 69
por ciento de pacientes con cáncer terminal de pulmón y y 81 por ciento de casos fatales de cáncer de
colon que recibían quimioterapia creían que el tratamiento los podía curar, a pesar de que éste se aplicaba sólo para prolongar la
sobrevida o mejorar la calidad de vida. La compleja relación de las expectativas no
realistas del paciente y la repugnancia de
los profesionales a dar “malas noticias” va en el peor de los intereses
del paciente que termina en
bancarrota por los costos de una medicina que no lo curó ni lo iba a curar, o
en manos de un charlatán o “quack”……….
, El
paciente con cáncer, más que nadie, necesita conocer por boca de su doctor la
realidad de su pronóstico y tener la seguridad de que el tratamiento
indicado mejorará su expectativa de
vida, su periodo libre de actividad de la enfermedad, y todos y cada uno de los síntomas que
presentara. en su evolución. El delicado
pronóstico de la enfermedad, y su ancestral carga negativa emocional demandan primacía, veracidad, compasión y
sobre todo el ingrediente de la esperanza, antídoto de sufrimientos en la
obligada tarea de informar al paciente. La
irrupción de los novísimos agentes salidos de la investigación millonaria
financiada por la industria con la
correspondiente promoción de su prescripción por el especialista le plantean un nuevo escenario a esta frágil
relación. El experto deberá ayudar a sus a
pacientes a tomar una decisión compartida sobre el uso de
una medicación que puede darle beneficio adicional en el control de su
enfermedad, aunque no solución definitiva, a un costo con alto riesgo de daño
financiero. Ha llegado el momento en que
las escuelas de medicina y las sociedades científicas consideren la necesidad
de implementar programas diseñados para mejorar la comunicación de los doctores
con sus pacientes ¿?
Mayo, 2015-05-09
saberdecancer@blogspot.com
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