domingo, 10 de mayo de 2015

CHARLATANERIA Y FRAUDE EN EL TRATAMIENTO DEL CANCER

El paciente con cáncer es particularmente vulnerable a la oferta de  “tratamientos  de  eficacia no comprobada”. Ya en plena era de los   descubrimientos científicos, terapias fraudulentas fueron aplicadas a miles de pacientes con cáncer. El Laetrile, extracto de la almendra del albaricoque era ofrecido como remedio curativo y  cientos de enfermos con cáncer cruzaban la frontera para recibirlo en  clínicas ad-hoc en Tijuana ; el Krebiosen producto  del suero de caballos  “inmunizados” , auspiciado  por el   rector de la Universidad de Chicago se aplicaba a miles de pacientes con cáncer hasta que la Corte Suprema obligó a los promotores a entregar  la sustancia para ser analizada químicamente y demostró ser   solo  creatina, ;  también un respetado investigador, premio Nobel avalaba el empleo de “altas dosis” , varios gramos .de vitamina C como efectivas contra el cáncer hasta que los estudios controlados comprobaron  su ineficacia.

I esa práctica perversa subsiste aún ahora que los oncólogos disponen de  tratamientos    tan sofisticados  como anticuerpos monoclonales, citokinas, inhibidores de factores de crecimiento , antihormonas, y vacunas celulares  avalados  por ensayos rigurosos    .  En efecto , se estima que en un mercado paralelo se malgastan  billones de dólares  en productos cuya  naturaleza y eficacia nunca fueron  científicamente analizados  ; así, miles de enfermos creen en las promesas de curación de los  vendedores de   remedios vegetales como la graviola y el muérdago    o productos biológicos como el cartílago de tiburón, o la  “dieta macrobiótica ” ,  los antioxidantes y una larga de productos y  “procedimientos  de sanación”    Motivaciones culturales  y sociales ,  y la comprensible necesidad de hacerlo todo para librarse del cáncer, pueden ser la explicación para que un enfermo oncológico se someta a  tratamientos que no lo benefician y que incluso pueden  ser dañinos .

Lo   desafortunado  es que el problema se debe es en gran parte  a una pobre comunicación del oncólogo eel paciente. El estudio publicado en una prestigiosa revista médica (NEJM) encontró que 69 por ciento de pacientes con cáncer terminal de pulmón y  y 81 por ciento de casos fatales de cáncer de colon que recibían quimioterapia creían que el tratamiento los podía curar,  a pesar de que  éste se aplicaba sólo para prolongar la sobrevida o mejorar la calidad de vida.   La compleja relación de las expectativas no realistas del paciente y la repugnancia de  los profesionales a dar “malas noticias” va en el peor de los intereses del paciente que termina   en bancarrota por los costos de una medicina que no lo curó ni lo iba a curar, o en manos de un charlatán o  “quack”……….

,  El paciente  con cáncer, más que nadie,  necesita conocer por boca de su doctor la realidad de su pronóstico y  tener  la seguridad de que el tratamiento indicado  mejorará su expectativa de vida, su periodo libre de actividad de la enfermedad,  y todos y cada uno de los síntomas que presentara. en su evolución. El delicado pronóstico de la enfermedad, y su ancestral carga negativa emocional    demandan primacía, veracidad, compasión y sobre todo el ingrediente de la esperanza, antídoto de sufrimientos en la obligada tarea de informar al paciente. La irrupción de los novísimos agentes salidos de la investigación millonaria financiada por la industria  con la correspondiente promoción de  su   prescripción por el especialista  le plantean un nuevo escenario a esta frágil relación.  El experto deberá  ayudar a sus  a  pacientes  a  tomar una decisión compartida sobre el uso de una medicación que puede darle beneficio adicional en el control de su enfermedad, aunque no solución definitiva, a un costo con alto riesgo de daño financiero. Ha llegado el momento en que las escuelas de medicina y las sociedades científicas consideren la necesidad de implementar programas diseñados para mejorar la comunicación de los doctores con sus pacientes ¿?
Mayo, 2015-05-09
saberdecancer@blogspot.com

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