miércoles, 25 de febrero de 2015

La Investigación en Cáncer: Ni Lujo Ni Lucro

El doctor Harald Hausen dedicó su vida a comprobar científicamente que el virus del papiloma humano (VPH) era el agente infeccioso causal de cáncer uterino, que ocurre en más de medio millón de mujeres y causa la muerte de 270 mil (Biochim Biophys Acta 1996: 55-78). Por ello, recibió el Premio Nobel en Medicina compartido con el Dr. Luc Montagnier, descubridor del virus causante de SIDA. Hace un año, los investigadores de “Laboratorios Arias Stella” publicaron los resultados de su investigación epidemiológica sobre la prevalencia del VPH de alto riesgo en las mujeres de nuestro país, estigmatizadas como se sabe por una de las más elevadas incidencias de cáncer cervicouterino de la región (DIAGNOSTICO 53; marzo 2014). Hermosos ejemplos, ambos, de la creación del conocimiento en la “enfermedad desconocida” por excelencia, adornado en el caso de nuestros investigadores por el altruismo y la pertinencia, la vocación de servicio y la preocupación por los problemas de salud de nuestro país.

La creación de conocimiento, producto final de la investigación científica, fue la estrategia de la “guerra contra el cáncer” del presidente Nixon, encargada al National Cancer Instiute con un presupuesto millonario que financió la publicación de cientos de miles de artículos sobre cáncer que dominaron la escena de la Cancerología por varias décadas. La investigación científica en cáncer se hacía casi exclusivamente en los países industrializados hasta que la globalización extendió la práctica a los países pobres de Europa Oriental, China, India y Sur América. Esa “globalización” coincidió con el ajuste por la FDA de las acciones reguladoras para la aprobación de drogas experimentales, que hizo que el porcentaje de “ensayos clínicos” hechos exclusivamente en USA se redujera de 80 a 20 por ciento, debido a que la industria dio soporte financiero a una red de CROs (Contract Research Organizations) para seducir a los investigadores médicos del tercer mundo -con leyes reguladoras más laxas- con capacidad de reclutamiento y talento para la aplicación de protocolos de ensayos clínicos diseñados para demostrar estadísticamente las virtudes curativas del fármaco aspirante de la aprobación por FDA. La investigación científica de médicos del tercer mundo, contribuyendo a la solución de los problemas oncológicos del mundo desarrollado!!!

El Registro de Cáncer en el Mundo auspiciado por la OMS reveló descarnadamente que los problemas del cáncer en los países “en vías de desarrollo” no eran los mismos que los de los países industrializados. En efecto, las neoplasias responsables de la mayor mortalidad por cáncer en el tercer mundo -cáncer de cuello uterino, cáncer del estómago, cáncer del hígado y vías biliares- no lo eran en el mundo desarrollado donde el cáncer de pulmón, mama, colon y próstata encabezan las listas de morbilidad y mortalidad. Aunque sea doloroso admitirlo, la investigación de los problemas del cáncer en nuestro país luce precaria y desubicada. La investigación médica no es un lujo: la creación del conocimiento es un una “aventura del pensamiento” que los pobres podemos emprender si se dan las condiciones.

Empecemos planteando el problema con un Registro Nacional Poblacional de Cáncer para verle la cara desnuda al monstruo, clamorosa responsabilidad de los planificadores de nuestra salud, con una red alimentadora de Registros Hospitalarios de Cáncer. Reconocer el problema. y analizarlo será la maniobra de resucitación que necesita la investigación de cáncer en nuestro país.


Saberdecancer.blogspot.com

sábado, 14 de febrero de 2015

CANCER GASTRICO EN EL PERU Y EL TERCER MUNDO

CÁNCER GÁSTRICO EN PERÚ Y EL TERCER MUNDO

Un millón de casos nuevos diagnosticados y setecientas cincuenta mil muertes por cáncer de estómago, registradas por Globocán, hacen que esta neoplasia sea un grave problema de la salud mundial, y si añadimos que la gran mayoría de los casos (750 mil) y de las muertes (620 mil) por cáncer gástrico se registran en las desfavorecidas poblaciones del tercer mundo, el problema alcanza nieles de pavor, con el añadido que el cáncer gástrico es la más pesada carga económica por cáncer en término de años útiles de vida perdidos. El cáncer gástrico es la primera causa de muerte por cáncer en el Perú, y su frecuencia es tan alta que llega a ser el 10.5 por ciento del total de casos en el país y –peor aún– constituye entre el 14 y el 29 por ciento de todos los casos de cáncer reportados en algunas regiones.

La mayoría de casos no tiene el beneficio del tratamiento curativo porque el diagnóstico temprano del cáncer gástrico es elaborado y caro, y los procedimientos rutinarios lo hacen solo cuando la enfermedad está avanzada e incurable. La probabilidad de curar a los pacientes operables ha mejorado del 15 por ciento reportado en 1975 a un magro 29 por ciento reportado en el 2009; para revertir esta dolorosa proporción habría que hacer tamizajes en poblaciones de alto riesgo con procedimientos capaces de hacer el diagnóstico precoz del cáncer gástrico. La gastroscopía es el standard de oro de ese diagnóstico, pero usarla en el “screening” de nuestras grandes poblaciones en riesgo es una quimera por falta de presupuesto, de infraestructura y de compromiso. Tal vez un “tamizaje oportunista” endoscópico en grupos seleccionados de altísimo riesgo, portadores de gastritis atrófica detectada con marcadores como el pepsinógeno sérico y análisis con métodos sensibles como el “western blot” para Helicobacter Pylori podría ser una inversión en salud alternativa al millonario presupuesto destinado a tratamientos con tan pobre resultado.

Los países con la más baja mortalidad por cáncer gástrico son los que tienen menor incidencia de este mal, y no los que gastan millones en programas de “screening”, detección precoz y tratamiento. La incidencia de cáncer gástrico ha disminuido en muchas partes del mundo como Estados Unidos de NA: el año 1930 el cáncer gástrico era la primera causa de muerte por cáncer en ese país; entre los años 1992 y 2009, su incidencia se ha reducido a un ritmo de 1.7 anual, hasta un envidiable 5.9 por cien mil, con una tasa de mortalidad igualmente baja Esto ha sido la consecuencia de la elevación de los estándares socioeconómicos de los estratos inferiores, y sus niveles de educación así como del control de la elevada incidencia de infección por Helicobacter Pylori.


Los investigadores han establecido que el la infección crónica por Helicobacter Pilory es una incontrovertible causa de cáncer gástrico, que se estima produce entre el 60 y el 80 por ciento de todos los casos de cáncer gástrico, y que su infección conlleva un riesgo relativo de 6 (y según algunos investigadores de 21%); la prevalencia de infección por Helicobacter es más elevada en las poblaciones desprotegidas y, lo más conmovedor, los afecta desde los años tempranos de la vida, y los especialistas dicen que la erradicación de esta infección puede reducir el riesgo de cáncer de estómago en un 35 por ciento... te lo contamos San Francisco de los pobres para que hagas el milagro de motivar a nuestros expertos para acometer la tarea de proteger a los peruanos de esta peste solapada.