jueves, 27 de febrero de 2014

El Cáncer de la “Vieja Señora”, la PRÓSTATA


Pesa 20 gramos y solo sirve para producir los 3cc de líquido espermático de la eyaculación masculina, pero
la próstata es el sitio del cáncer más frecuente de los varones en la tercera edad, y no por aquello de “por donde pecas pagas” sino como inevitable riesgo del envejecimiento. No es particularmente letal, sus promedios de sobrevida superan los 5 y 10 años, pero su morbilidad y la de sus tratamientos puede aguarle la fiesta de la vida a sus numerosas víctimas.

Su causa es desconocida. Sólo sabemos que 30 por ciento de varones entre 30 y 40 años de edad tiene focos microscópicos de cáncer en su glándula prostática; y que este porcentaje aumenta a 65 entre los 60 y 70 años. Pero no todas estas personas están en riesgo de progresar a cáncer sintomático o cáncer clínico; solo una pequeña minoría, uno de cada 75 casos, se convierte en cáncer clínico, y la mayoría después de los 65 años de edad.

El cáncer de la próstata es el cáncer de la tercera edad, y la probabilidad de desarrollarlo aumenta con la edad. Antes de los 50 el riesgo es de 2.5 por ciento, incrementándose a 7 por ciento entre los 60 y 70, y a   13.8 por ciento (uno de cada siete personas) después de los 70. La probabilidad de desarrollar cáncer de próstata de un varón, a lo largo de toda su vida, se calcula ahora en 17 por ciento, lo que equivale a uno de cada 6 varones. Hay, por  cierto, una población cuyo riesgo es mayor que el promedio y son los  parientes en primer grado de enfermos de cáncer prostático

No hay, pues, vuelta que darle,  y a lo hecho, pecho: todo varón que se respete debe programar la vigilancia periódica del enemigo a partir de los sesenta y mejor de los cincuenta años de edad, sin esperar a que aparezcan síntomas, porque el cáncer sintomático es cáncer invasor con menos posibilidades de control. Los expertos recomiendan  que un DRE – el odioso  examen digital rectal- y prueba PSA - dosaje de antígeno prostático especifico, sean ofrecidos a los varones de 50, con una apropiada información de las limitaciones y los beneficios de tratar activamente un cáncer de la próstata  en las etapas tempranas de la enfermedad.

El cáncer de próstata presenta una  amplia  escala de malignidad que va, desde la casi indolencia, hasta la agresividad total   dependiendo de su tamaño, la extensión y el grado de malignidad histológica. Este patrón de conducta del cáncer prostático tiene que ser  considerado a la hora de seleccionar el tratamiento: el enfermo cuya edad y condición física le dan una expectativa de vida limitada y que tiene cáncer de próstata de baja malignidad es tributario de un manejo conservador que incluye la opción de sólo observación y control hasta, y si es que, la enfermedad se vuelva sintomática; los tratamientos curativos están indicados para portadores de cáncer agresivo que tienen expectativa de vida larga.

La medicina dispone de una amplísima gama  de recursos terapéuticos  que van desde la cirugía robotizada y la radioterapia estereotáctica con alta dosis de electrones, y la braquiterapia con implantes radioactivos,  hasta los tratamientos paliativos y  experimentales con anticuerpos monoclonales, inhibidores de citoquinas e inmunoterapia, pasando por la amplia gama de manipulaciones hormonales como la supresión androgénica quirúrgica, los análogos de hormonas liberadoras de gonadotrofinas, los antiandrógenos  y la quimioterapia citotóxica.


martes, 25 de febrero de 2014

Fumar es un placer… genial, sensual… y MORTAL


El título intenta describir la epidemia silenciosa y solapada que padece el mundo desde hace más de medio siglo. Hablamos de los mil millones de personas que fuman, 5 millones de las cuales mueren cada año por enfermedades producidas por el humo del tabaco, el cáncer de pulmón entre ellas.

El cáncer de pulmón, con 1.8 millones de casos nuevos por año, es la forma más frecuente de cáncer; es también la causa más frecuente de muerte por cáncer, con 1.6 millones de óbitos, lo que representa un altísimo 19.4 por ciento de los 8.2 millones de muertes por cáncer que ocurrieron en el año 2012.

Y –doloroso pero cierto– la ciencia médica no ha logrado controlarlo: la tecnología del diagnóstico, desde la simple radiografía hasta la sofisticada tomografía axial y la resonancia magnética, no han logrado el diagnóstico precoz de las lesiones pulmonares de las poblaciones de fumadores en riesgo, y la tasa de curaciones por cirugía, radioterapia y quimioterapia incluida la moderna y onerosa “terapia molecularno han modificado sus índices de mortalidad.

El cáncer de pulmón no es aún la forma más frecuente de cáncer en el Perú, aunque sí es una importante causa de muerte por esta enfermedad. Los 1,581 casos registrados en 2008 por Globocan ocupaban el octavo lugar en frecuencia y representaron el 4 por ciento del total de casos registrados de cáncer. Por el otro lado, 1,536 muertes por cáncer de pulmón constituyen el 6.3 por ciento de las muertes por cáncer del año 2008 en nuestro país. El cáncer pulmonar sí es una importante causa de muerte por cáncer.

El cigarrillo rubio, amigable y de elegante presentación, se convirtió rápidamente en el instrumento perfecto para llevar eficientemente nicotina a los pulmones y al cerebro; la industria invierte miles de millones de dólares en publicidad y recluta mil millones de fumadores en el mundo. Varias generaciones fueron seducidas por las imágenes glamorosas de los ídolos George Raft, Humphrey Bogart y John Wayne envueltas en el humo de un cigarrillo, aunque después ellos mismos hubieran muerto por cáncer de pulmón.



La epidemia había entrado en un periodo de incubación y 30 años más tarde empezarían los primeros síntomas de la más esquiva y mortal neoplasia del ser humano.

La guerra contra el tabaco tuvo primero que demostrar la relación causal tabaco/cáncer y luego imponer restricciones para fumar y para la promoción publicitaria del hábito. Después de una larga campaña, la industria se encuentra en retirada en los países del mundo desarrollado.

Sin embargo, la industria tabacalera se ha instalado en el tercer mundo, al amparo de leyes permisivas y de una población desprotegida. El 80 por ciento de los fumadores está ahora en Europa oriental, Asia, África, Oceanía y América Latina; en dos o tres décadas estos países tendrán que enfrentar un feroz aumento en el número de enfermos y muertos por cáncer de pulmón.

En el Informe sobre control del tabaco de la OPS, países como Chile, Brasil y Argentina tienen una prevalencia mayor de 30 por ciento del consumo de tabaco por los jóvenes, y el Perú no está muy lejos con 19.4%. Está comprobado que los jóvenes fumadores de hoy se convertirán en los empedernidos fumadores de mañana con altísima morbilidad y mortalidad. Este es el terreno en el que hay que darle la batalla al cáncer de pulmón.

El gasto en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades producidas por el tabaco es elevado por el alto costo de los procedimientos e insumos, y sus magros resultados no resisten un análisis de costo y beneficio. Una fría lógica matemática señala que invertir en la guerra al tabaco, con las armas de la informática, de la educación, las leyes y la jurisprudencia, y el amor a la nación, es la prioridad en el control del cáncer de pulmón.