La
Investigación en Cáncer: Ni Lujo Ni Lucro
El doctor Harald Hausen dedicó su
vida a comprobar científicamente que el virus del papiloma humano (VPH) era el
agente infeccioso causal de cáncer uterino, que ocurre en más de medio millón
de mujeres y causa la muerte de 270 mil (Biochim
Biophys Acta 1996: 55-78). Por ello, recibió el Premio Nobel en Medicina
compartido con el Dr. Luc Montagnier, descubridor del virus causante de SIDA. Hace
un año, los investigadores de
“Laboratorios Arias Stella” publicaron los resultados de su investigación epidemiológica
sobre la prevalencia del VPH de alto riesgo en las mujeres de nuestro país,
estigmatizadas como se sabe por una de las más elevadas incidencias de cáncer
cervicouterino de la región (DIAGNOSTICO
53; marzo 2014). Hermosos ejemplos, ambos, de la creación del conocimiento
en la “enfermedad desconocida” por excelencia, adornado en el caso de nuestros
investigadores por el altruismo y la
pertinencia, la vocación de servicio y la preocupación por los problemas de salud
de nuestro país.
La creación de conocimiento,
producto final de la investigación científica, fue la estrategia de la “guerra
contra el cáncer” del presidente Nixon, encargada al National Cancer Instiute con un presupuesto millonario que financió
la publicación de cientos de miles de artículos sobre cáncer que dominaron la
escena de la Cancerología por varias décadas. La investigación científica en
cáncer se hacía casi exclusivamente en los países industrializados hasta que la
globalización extendió la práctica a los países pobres de Europa Oriental, China,
India y Sur América. Esa “globalización” coincidió con el ajuste por la FDA de
las acciones reguladoras para la aprobación de drogas experimentales, que hizo
que el porcentaje de “ensayos clínicos” hechos exclusivamente en USA se
redujera de 80 a 20 por ciento, debido a que la industria dio soporte
financiero a una red de CROs (Contract
Research Organizations) para seducir a los investigadores médicos del tercer
mundo -con leyes reguladoras más laxas- con capacidad de reclutamiento y talento
para la aplicación de protocolos de ensayos
clínicos diseñados para demostrar estadísticamente las virtudes curativas del
fármaco aspirante de la aprobación por FDA. La investigación científica de
médicos del tercer mundo, contribuyendo a la solución de los problemas
oncológicos del mundo desarrollado!!!
El
Registro de Cáncer en el Mundo auspiciado por la OMS reveló descarnadamente que
los problemas del cáncer en los países “en vías de desarrollo” no eran los
mismos que los de los países industrializados. En
efecto, las neoplasias responsables de la mayor mortalidad por cáncer en el
tercer mundo -cáncer de cuello uterino, cáncer del estómago, cáncer del hígado
y vías biliares- no lo eran en el mundo desarrollado donde el cáncer de pulmón,
mama, colon y próstata encabezan las listas de morbilidad y mortalidad. Aunque
sea doloroso admitirlo, la investigación
de los problemas del cáncer en nuestro país luce precaria y desubicada. La
investigación médica no es un lujo: la creación del conocimiento es un una
“aventura del pensamiento” que los pobres podemos emprender si se dan las
condiciones.
Empecemos
planteando el problema con un Registro Nacional Poblacional de Cáncer para
verle la cara desnuda al monstruo, clamorosa responsabilidad de los
planificadores de nuestra salud, con una red alimentadora de Registros
Hospitalarios de Cáncer. Reconocer el
problema. y analizarlo será la maniobra de resucitación que necesita la
investigación de cáncer en nuestro país.
Saberdecancer.blogspot.com
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